una fiesta a tu llegada

 

UNA FIESTA A TU LLEGADA

 

 

……Como cada día desde que habían llegado a esa pequeña colonia de México,  Laura y Lola se levantaron muy temprano, así preparar el material necesario para las clases, meditar y desayunar con los compañeros.

  Laura y Lola son dos maestras recién diplomadas; muy amigas desde que se conocieron en este proyecto de alfabetización en Guanajuato, en la colonia Diez de Mayo.  Durante toda la preparación del proyecto que duró un año, ellas llegaron a tener una conexión especial …; “amigas del alma” se autodenominaban.. También se incorporaron al proyecto, Alba y Manolo, Psicóloga y Artista respectivamente…La idea de este proyecto  nació de un  misionero de una orden que es conocida en todo el mundo…

    Cuando llegaron a la Colonia fueron recibidos con tanta emoción que, desde ese momento, supieron que nada sería cómo se lo habían imaginado.

 Lo que más les sorprendió son las risas de los niños, los bailes..en un lugar donde las lluvias provocaban inundaciones de las calles llenándose de barro, ya que no había asfalto, ni carreteras, donde familias enteras a penas tenían para comer, donde las casas hechas de adobe , tenían una única habitación con cocina, y el baño a veces, en el patio bajo un árbol….

   Así era la casa donde permitieron instalarse a las chicas durante los dos meses que duraría el proyecto…El artista y el misionero vivirían en la casa que pertenece a la orden durante ese tiempo…aunque todo lo hacían juntos.. ; excepto las clases.

  Marín el misionero iba visitando con compañeros suyos, personas de toda la colonia y alrededores;

…Laura, Lola, Alba y Manolo se habían repartido los grupos de niños por edades, y cada uno contaba con un importante numero de alumnos. Alba y Manolo daban sus clases juntos, complementándose a la perfeccion.

  A penas llevaban una semana en la colonia, y ya eran conocidos por todos….

Ese día Alba y Manolo se fueron antes hacía la escuela, y cuando estaban a punto de salir Lola y Laura, sintieron aporrear su puerta:

-“¡por favor, por favor, ayuda,  está muy mal!, ¡vengan!”-  la vecina de enfrente gritaba desconsolada..

..Las chicas salieron enseguida y guiadas por la vecina fueron a la entrada de su casa, donde en un pequeño poyete  se lamentaba un hombre de dolor…A penas tendría sesenta años, pero sus ojos , su frente, su pelo, ..aparentaban mucho más…

-“mi pierna” –les dijo él casi sin aliento…

   Las chicas se agacharon para acercarse más al hombre dolorido, .y pudieron ver el estado de su pierna gangrenada. Ese olor, ese color negro, jamás se les podrá olvidar, pero sobretodo esa mirada, de un hombre que había huido de su casa hacía mas de cinco años, porque en una pelea defendiendo a su mujer, mató al agresor. Pero aquel no estaba solo y quienes lo acompañaban amenazaron a Juan con hacer daño a su familia sino huia de la ciudad….

  Al año Juan empezó a enfermar, y las noches de frío en la calle no le ayudaron..Tenía tres hijos que alguna vez salieron a buscarlo , pero sin éxito.. Aunque  esta historia la sabrían más tarde las chicas, los ojos de Juan lo delataban como alguien que ama….no como alguien que desea hacer daño…

Lola casi a su oído le dijo que no se preocupara, que seguro que en su casa lo estaban esperando con una fiesta.

   A pesar de la amistad de Lola y Laura, siempre existió una competitividad entre ellas, sobretodo por parte de Laura, que aun en esta situación se hizo visible..

   Lola se incorporó para ir corriendo por el botiquín , suero, gasas, lo que veía necesario para curar la pierna , mientras llegaba la ambulancia que ya había sido llamada. Pero Laura de un manotazo la agarró:

-“¡No!..Ya voy yo…Mi hermana es enfermera y sé de esto….Tú no sabrás hacerlo. Es mejor que lo cure yo y tú te vayas a dar mi clase.

 

Lola se quedó un poco sorprendida por la reacción de Laura, por el tono que usó. Por un momento ella quiso contestarle, rebatirle, puesto que las dos estaban preparadas para auxiliar a alguien en esta situación,  y porque sentía como otras veces que Laura la menospreciaba..pero miró hacía el rostro de Juan, y vió que ese hombre no se merecía que aquello desencadenara una guerra de poderes, sino que alguien lo atendiera, lo cuidara…

   Al minuto llegó la ambulancia, y también Manolo, preocupado porque sus compañeras aun no estaban en las clases, y los pequeños estaban revolucionados en la puerta…

-“¡Quédate con los niños y yo me iré con Juan!” impuso Laura a Lola… y ésta así hizo. Esa mañana acabó exhausta trabajando con cuarenta niños de distintas edades.

  Al acabar la jornada, Lola dijo a Manolo y a Alba que no la esperaran para comer, pues tenía algo que solucionar.

 Durante la mañana una de las madres que acompañaba a su hijo a la escuela les había contado la historia de Juan, y que el hombre había vuelto porque sabía que le quedaba poco tiempo de vida y tan solo quería despedirse de su familia, verlos, abrazarlos una vez más..

 Aún le quedaban dos horas de camino, porque ellos vivían en una zona mas alejada. Juan lo hubiera tenido difícil para llegar puesto que , aquellos que hace años lo amenazaron estaban alertados de su vuelta. 

     Tampoco los misioneros ni los acompañantes eran muy bien recibidos por aquellos hombres, pero Lola decidió hacer frente al peligro, o mas bien, no lo vió.; y comenzó a caminar en busca de la familia de Juan. Como única reseña la historia de este padre  y su nombre y apellido…Así fue preguntando,  hasta que encontró la casa. Quizás una de las mas pobres que había visto..

 Salió a recibirla un chico de unos veinte años:

-“Hola, vengo a hablarte de tu padre” – a penas le salian las palabras.

Lola se lo explicó todo, y él y su madre que asomaba ligeramente por detrás no pudieron contener las lágrimas. Su madre rota de dolor se arrodilló y gritó en el suelo.

  A la mañana del día siguiente , Laura y el misionero que fue a acompañarla al hospital, llegaron cansados  y contaron a  los compañeros que el hijo llegó a la habitación donde estaba su padre unas horas antes de que éste falleciera…

 Juan contó a su hijo, que había podido dormir un poco y había soñado que alguien lo guiaba a casa, que no tenia dolor, y que cuando llegó , ahí estaban él y sus dos hermanos, con la madre, todos , esperándolo con la mesa llena de comida, con música. Soñó y sintió tanta paz y felicidad que no podría describirlo….Su hijo lo abrazaba…

Aquella misma noche se celebró una misa en la capilla a medio hacer y llena de encanto de la colonia, donde todos aplaudían a Marín y Laura, por estar con Juan. , por lo bien que se habían portado con él,  también Lola les aplaudía por esto.

    De la misma forma que tampoco puede parar  de agradecer aquel instante y todo lo que le ha enseñado la vida…Y es que a veces, solo hay que mirar un poquito más allá…

 

  

 

 

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