La flor y el viento...
Habían florecido dos hermosas margaritas en la ladera de una montaña. Eso sí, cada cual crecía a su ritmo. Mientras una lo hacía más lenta, con su tallo más grueso, y con su raíz bien afianzada a la tierra, la otra lo hacía a pasos agigantados, más fina y estirada.
De tal forma que habiendo nacido a la vez una sobrepasaba tres pétalos de altura a la otra. Y aquélla se burlaba:
-"Pequeñaja, ¿cuándo vas a alcanzarme?, me aburro aqui sola. Eso sí , soy tan bella que estoy más cerca de las estrellas y del cielo que tu, gordi".
La pequeñita estaba tan entretenida charlando con bichitos que había a su alrededor,y practicando Yoga con ellos que no le hacía mucho caso a la espigada. Sin embargo, claro, sentía como le hacía sombra frente al sol, y las estrellas, que la admiraban por su belleza y esa dulce caidita de pétalos al anochecer. Y aquélla más se crecía, tanto que su tallo se hizo finito.
Un día, mientras la flor más alta se burlaba de la más pequeña , sopló el viento con fuerza. La pequeña afianzó su raiz y la clavó a la tierra como si de unas garras se tratara, tonificó su tallo, sin perder su centro, ya que era una flor yoguica y la larguita no lo soportó y el viento la tumbó.
-ves como hay que mantener tu centro a pesar del temporal que pueda hacer fuera. Si hubieras practicado como yo en lugar de estar pavoneándote no te hubiera tumbado el viento- le decía la pequeña a la ahora más pequeñita flor.
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